top of page
Foto del escritorSilvia Leiva Hellín

El autoconocimiento en clase: de la escuela del saber a la escuela de la sabiduría

Actualizado: 28 ago 2023

En la actualidad, estamos acostumbrados a pensar que el conocimiento es la clave para alcanzar el éxito y la felicidad en la vida. Sin embargo, si miramos la evolución de la humanidad, podemos constatar que el conocimiento por sí solo no nos hace sentir plenos.

Si no sabemos quiénes somos, nos sentimos inseguros y perdidos en el mundo. Adoptamos el papel de víctima, sintiéndonos impotentes y desesperados. Sin ser conscientes de nuestro poder interior, de nuestra sabiduría, andamos huérfanos de nosotros mismos. Es entonces cuando miramos al otro con envidia e inseguridad. Ahí se inician las peleas y el ansia de poder.

En este sentido, el autoconocimiento es fundamental para el desarrollo personal y la resolución de conflictos en nuestras relaciones interpersonales. Cuando conocemos nuestras fortalezas, debilidades, valores y creencias, somos más capaces de tomar decisiones acertadas y de enfrentar los desafíos que se nos presentan en la vida. Además, nos permite comprender a los demás y aceptar sus diferencias, lo que nos ayuda a establecer relaciones más saludables y equilibradas.

En la educación convencional, el autoconocimiento no suele ser una prioridad. El enfoque se centra en la adquisición de conocimientos teóricos y habilidades técnicas, dejando de lado aspectos fundamentales como la inteligencia emocional, la conciencia de sí mismo y la empatía. Sin embargo, cada vez son más las voces que abogan por una educación más integral, que incluya el desarrollo personal y emocional de los estudiantes.

Por ello, potenciar el autoconocimiento en la educación es clave para pasar de la escuela del saber a la escuela de la sabiduría. Una educación basada en el autoconocimiento nos permite desarrollar habilidades como la autocomprensión, la autoaceptación y la resiliencia. A través de la reflexión y el diálogo, podemos tomar conciencia de nuestros pensamientos, emociones y comportamientos, y aprender a manejarlos de manera efectiva. Esto nos ayuda a desarrollar una mayor confianza en nosotros mismos, a mejorar nuestra autoestima y a fomentar un mayor bienestar emocional.


La indagación de nuestro mundo interior nos permite también trazar una conexión entre los conocimientos externos y nuestro mundo interior. Ese hilo conductor permite pasar los conocimientos adquiridos por el tamiz de nuestra creatividad y nuestra esencia. Ahí es dónde se generan las nuevas ideas, las miradas innovadoras y las perspectivas frescas, inspiradas por la sabiduría humana. En ese lugar, el ser humano se siente empoderado, seguro, libre, porque percibe su poder creador. La educación debe dar las herramientas para llegar a ese preciado lugar.

Además, cuando nos conocemos a nosotros mismos, somos capaces de encontrar nuestro propósito en la vida y de trabajar para alcanzar nuestros objetivos. Nos sentimos más motivados y comprometidos con nuestras metas, lo que nos ayuda a superar los obstáculos que se nos presentan en el camino. Esto, a su vez, nos permite desarrollar una mayor capacidad de liderazgo y de influencia positiva en nuestro entorno.

En conclusión, potenciar el autoconocimiento en la educación es fundamental para pasar de la escuela del saber a la escuela de la sabiduría. El conocimiento por sí solo no nos hace felices ni nos da poder. Es necesario conocer nuestras fortalezas, debilidades, valores y creencias para desarrollarnos personalmente, establecer relaciones saludables y equilibradas, y alcanzar nuestros objetivos en la vida. Por ello, es esencial que la educación incorpore el autoconocimiento, para formar personas más creativas, completas y equilibradas.







Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page